OBSESIONES INTENSAS

No cedas, no bajes el tono, no trates de hacerlo lógico, mejor sigue sin piedad tus obsesiones más intensas.
Franz Kafka.
No puedo recordar el instante preciso en el que la fotografía me atrapó para siempre, ahora sé que de algún modo fue mucho antes de tener mi primera cámara.
Hace poco le dije a alguien que mis ojos ya no eran míos, mientras los suyos se llenaban de brillo al decirme lo mucho que le apasionaba lo que hago.
Confidencias alrededor de una mesa donde las palabras me reconfortaron tanto, que al salir a la calle, el frío intenso apenas pudo rozarme.
A veces me empeño demasiado en explicar con palabras lo que no puede contarse, es entonces cuando me doy cuenta de que solo el arte puede hacerlo.
Seguiré siempre mis obsesiones más intensas, porque creo que en ellas está lo auténtico: mi cámara, mis flores y mi forma particular de ver el mundo.

{Gracias Elvira P. R. por hacer estos claveles infinitamente hermosos}



















UN POST SIN VOZ Y UNA TARDE DE OTOÑO

“Amo las limitaciones porque son la causa de la inspiración”.
Susan Sontag.

Despacio, muy despacio…para al fin detener el tiempo.
Poco a poco fui sacando las hojas secas del montón de libros donde sabia que se escondían, encendí algunas velas y me senté en la mesa al lado de la ventana.
Saque mi libreta, mi lápiz…..quería escribir sobre las fotos que tenía en mente.
Garabateaba algo, lo tachaba, lo intentaba otra vez.
Insuficiente…
Desistí, puse música, saque mi cámara y mi imaginación comenzó a volar.
Al final llegué a la conclusión que la creatividad no puede calcularse, ni planearse ni siquiera puede pensarse.
A día de hoy se que aun no he encontrado la voz que andaba buscando para este post, no voy a esperarla más.
Este es el resultado de una tarde de otoño, donde la música sustituyo a las palabras.




















SIN VOLVER DEL TODO

-Te confieso que no tengo un instante sin pensar en ti, que cuando como y bebo tiene tu sabor, que la vida eres tú a todas horas y en todas partes.
-¿y ahora?
-Ahora nada, me basta con que lo sepas.
 {Del amor y otros demonios, Gabriel García Márquez}

Comencé este libro sentada en el alfeizar de una ventana entreabierta, desde la que podía ver las montañas más altas que he visto nunca, sin saber que en él, iba a encontrar las palabras exactas que describen mi amor hacia el bosque más profundo.
No quiero cerrar los ojos por miedo a que todo se borre, he dejado parte de mi alma en cada uno de los lugares que he acariciado con mi cámara, en el musgo suave y húmedo que cubre la roca, en los senderos que no conducen a ninguna parte, en el sol que me ciega mientras miro hacia la copa de cientos de arboles, en el silencio, en el sonido de las hojas al caer, en todo lo que me ha hecho casi llorar de felicidad.
Y he vuelto con la sensación de no volver del todo…




























ENTRE GRANADAS Y RECUERDOS


 Y de repente recordé tantas cosas…
Ven conmigo a coger granadas, le dije a mi hermana.
Había comenzado a anochecer y mientras subía a lo alto del árbol, las ramas afiladas me arañaban los brazos y me tiraban del pelo…
Y entonces los recuerdos llegaron para mirarme desde abajo.
“Más a la derecha….no esa no que está podrida, en aquella rama, en aquella esta la más gorda…, arriba, más arriba…, espera traeré un gancho para que puedas tirar de las ramas, así será más fácil…”.
Mi padre me habría dado todas estas instrucciones, habría buscado algo donde ir echando la fruta, me habría ayudado con la escalera y al final habría asegurado que en ningún otro lugar las iba a encontrar mejores…,Jara hubiese permanecido paciente a los pies del árbol, esperando a que yo volviese al suelo para saltar de alegría…
Por un momento volví a atrás en el tiempo, recuerdos intensos que ahora estoy empezando a soportar, ausencias que son una mezcla de dolor y felicidad.
Miré hacia abajo y vi a mi hermana ayudándome…y me di cuenta que a pesar de los cambios, todo permanecía en su lugar.

En cuanto las vi sobre la mesa supe que no solo eran frutas, eran un símbolo de un tiempo que aun sigue vivo, cogí mi cámara y le abrí la ventana a la magia.




































FLORES EN DOS FOTOGRAMAS

“El único barómetro que tenemos es el corazón y cuando descubres tu flor no puedes apartarte de ella” El ladrón de orquídeas.
Al verlas me recordaron lo cerca que esta el Otoño…
Se asomaban casi exhaustas al borde del arriate, habían perdido el color y en un intento desesperado de supervivencia me ofrecían sus últimas flores gastadas.
Estas fotografías están tomadas en una tarde al final del verano, en ese tiempo de siesta…cuando el mundo se para por unas horas…y el silencio me inspira y me llena de fuerza.
Vuelvo a mis flores… a esas que no puedo dejar, vuelvo a sentir la pasión de llevar una cámara entre las manos.









HISTORIA DE UN APRENDIZAJE

“El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender, está tratando de forjar un hierro frío” Horace Mann.
Y una vez más, la magia apareció en una mañana de invierno…
Llegué muy temprano a la playa, tiritaba de frío, las olas eran enormes, apenas había viento y el cielo amenazaba lluvia.
Mis pies apenas se hundían en la arena y el suelo permanecía impasible a mis pasos, me quité los guantes, agarré fuerte mi cámara y esperé a que alguien me contara una historia… de esas que se guardan en la retina a través de un objetivo…






ALICIA Y YO

-¡Sí, ahí está! Tengo que pasar.
-No, tú eres demasiado grande. Impasable.
-Dirá usted imposible.
-No, impasable. Nada es imposible.
{ Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll }


Era tarde pero aun hacía calor, la ventana entreabierta dejaba pasar la brisa levemente, las cortinas apenas se movían, y un libro entre mis manos había estado a punto de caer al suelo un par de veces.
De repente me desperté, algo frió me tocaba los pies, estaba en el borde de la boca de una gran garrafa de cristal, tambaleándome, intentando no perder el equilibrio.
Y entonces comencé a caer por su cuello transparente, a veces lentamente casi flotando y otras muy deprisa, tanto que podía tocar mi propio vértigo.
Plof!!!! Llegue al fondo, había agua y flores…podía nadar entre ellas, bucear y volver a la superficie, saltar de una a otra, caer de nuevo, flotar….podía ver todo a través del cristal que me separaba de la habitación y entonces me di cuenta…era tan diminuta como un alfiler.
No recuerdo nada mas, no sé si apareció un conejo blanco mirando su reloj, no sé si había un gato que se burlaba de mí, o una reina que quisiera cortarme la cabeza.
El poder de los sueños es tan maravilloso que durante un tiempo fui como Alicia y estuve en algún lugar donde todo es posible.

Al día siguiente escenifique mi sueño y cada vez que miro estas fotografías recuerdo la noche en la que, pequeñita, pequeñita, pude nadar entre flores encima de la mesa del salón…

























VOLVER A EMPEZAR

“…Y vuelves a atrapar mi tristeza para esconderla en tu bolsillo, para alejarla de mi…de nuevo has sembrado el jardín de mis pesadillas con nuevos sueños, con otras esperanzas…”
(Robert James Waller,  Los puentes de Madison).

Quizás una de las cosas que más cuestan es volver a empezar…
Fui decidida al armario y me la llevé, ya no podía estar más tiempo sin ella, la vida es aún más hermosa a través de su visor y esto casi se me había olvidado…
Y la luz volvió a entrar por la ventana, el olor de las rosas había formado una nube sobre mi cabeza, las abracé a pesar de las espinas y les dije susurrando que se portaran bien…porque en pocos minutos todo estaría listo para comenzar de nuevo… 





















PACTO ENTRE LAS FLORES

“Si sabes esperar la gente se olvidará de tu cámara y entonces su alma saldrá a la luz”
Steve McCurry.

Entre las dos hicimos un pacto, ella tenía que olvidar su vestido blanco, su pelo recién peinado y sus zapatos impolutos, y yo no podía pensar que las fotos que iba a hacer eran demasiado importantes.
Así pasamos la tarde…, despreocupadas, descalzas y dejando que el viento nos despeinara…, mientras la luz iba marcando el tiempo.
Y al final me di cuenta que no hubo cámara, ni vestido blanco… solo estábamos las dos disfrutando de cada segundo que pasamos juntas.

A mi preciosa sobrina Pilar.




































CAMBIOS EN EL CAMPO Y LA LUZ DE UN NUEVO POST

“A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo” Jean de la Fontaine.

A veces tomamos decisiones en nuestras vidas creyendo que son definitivas e inamovibles, entonces aparecen señales que nos dicen todo lo contrario…  En esta ocasión eran claras, múltiples y directas… al final pudieron mas que yo.
Así nace este nuevo post, de la negación a la luz, de una puerta cerrada a mil ventanas abiertas, de un punto y aparte a esos puntos suspensivos que tanto me gustan…

Voy a celebrar que pronto será Junio y que el campo vuelve a cambiar de color, como aquel día de verano en el que me fijé por primera vez en una pradera de espigas balanceadas por el viento…







EL TIEMPO QUE NO AVISA

 “…nunca tal inundación de flores me había dado la bienvenida”
Stefan George.

Un cesto, una cámara de fotos, unos pies para caminar y un sendero cualquiera elegido al azar… así comenzó aquella tarde de sábado.
Y entre zarzales, suave hierba y matorrales pintados de amarillo fui eligiendo todas las flores que iba a llevarme…, mientras las recogía, en mi cabeza se agolpaban las ideas para cuando llegase a casa…, y eran tantas que a veces, tenía que parar y escribirlas en una libreta pequeña que siempre me acompaña.
No puedo pensar en unos instantes más mágicos que dar un paseo rodeada de flores, de calma, de la luz suave del atardecer, no hay mejor tiempo que aquel que pasa sin avisarnos y no hay mejores cosas que aquellas realizadas con pasión…
Al día siguiente me desperté con la misma ilusión que una niña a la que le aguarda un gran regalo…, mis flores me estaban esperando, mi cámara me estaba esperando, la luz se acercaba vertiginosamente a mi ventana… todo estaba listo y yo… feliz.
De repente comenzaron los clic…

{Gracias por tu infinita paciencia}














MI LEITMOTIV Y ROSAS SOBRE LA MESA

Todos tenemos algo especial que nos diferencia de los demás, hay quien sabe hablar en público y que todos le aplaudan sin cesar, otros pintan grandes cuadros, algunos hacen puentes que unen fronteras, otros llegan a la luna y los hay incluso que pueden salvarnos la vida…
Todos tenemos algo especial que nos diferencia de los demás, mi abuela podía hablar con las plantas, tuve una tía que contaba los cuentos mas increíbles, conozco a alguien que cuando toca el piano dejas de respirar y otros dan los mejores abrazos del mundo…
Sí, todos tenemos algo especial que nos hace diferentes, ni mejores ni peores, simplemente distintos, hay quien ya lo sabe, otros están intentando descubrirlo y muchos ni siquiera pensaran en ello.
Este es mi “leitmotiv”, mis fotos, mi cámara… y, esta vez también, unas flores a las que no pude resistirme…

Y como decía Emma Goldman, yo también prefiero tener rosas en mi mesa, que diamantes en mi cuello.


















VINCAS DE MI MADRE

“Hay cosas tan sencillas y comunes y a la vez tan grandiosas y extraordinarias que con apenas recordarlas me lleno de una felicidad inmensa.
Entonces se vuelven sublimes y grandiosas, para acabar transformándose en la esencia de lo importante.”
Le pedí a mi madre que se sentara un ratito conmigo al sol, dejó todo lo que estaba haciendo y juntas fuimos hasta ese escalón que nos gusta, ese cerca del ciruelo que ahora está en flor. Allí podría quedarme horas hablando con ella o estar simplemente en silencio…hasta perder la noción del tiempo.
Después se levantó y me cogió un ramito de vincas azuladas…
-toma, para tus fotos- me dijo.
Al llegar a casa lo primero que hice fue ponerlas en agua e ir corriendo a buscar mi cámara, para que esas vincas estuvieran conmigo…para siempre…

Gracias por las flores mamá y gracias por todo lo invisible que me has dado.










UNA CAMARA Y UNA VIDA MAS INTENSA

“El acto más difícil es aquel que consideramos más simple y es percibir con una mirada despierta las cosas que se presentan ante nuestra vista”
Goethe.

A veces, cuando me cuelgo la cámara al cuello, me convierto en turista de mi propio entorno.
En mi último paseo fui pendiente de las fachadas, de los balcones entreabiertos que dejan pasar la brisa, de las paredes adornadas con macetas, de la alegría de calles estrechas…,  en definitiva de todas esas cosas que normalmente no vemos, esas que son la esencia del lugar al que pertenecemos.
De pronto, el aroma de una hilera de naranjos mezclado con la humedad y el olor del mar, me hizo pensar de nuevo en los detalles pequeños y llegué a la conclusión de que la fotografía me hace sentirlo todo de una forma más intensa.
Lo que muestro no son solo imágenes, es la vida misma que nos rodea, al alcance de todos y a la vista de unos pocos…

¿A qué esperas para coger una cámara?