ALICIA Y YO

-¡Sí, ahí está! Tengo que pasar.
-No, tú eres demasiado grande. Impasable.
-Dirá usted imposible.
-No, impasable. Nada es imposible.
{ Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll }


Era tarde pero aun hacía calor, la ventana entreabierta dejaba pasar la brisa levemente, las cortinas apenas se movían, y un libro entre mis manos había estado a punto de caer al suelo un par de veces.
De repente me desperté, algo frió me tocaba los pies, estaba en el borde de la boca de una gran garrafa de cristal, tambaleándome, intentando no perder el equilibrio.
Y entonces comencé a caer por su cuello transparente, a veces lentamente casi flotando y otras muy deprisa, tanto que podía tocar mi propio vértigo.
Plof!!!! Llegue al fondo, había agua y flores…podía nadar entre ellas, bucear y volver a la superficie, saltar de una a otra, caer de nuevo, flotar….podía ver todo a través del cristal que me separaba de la habitación y entonces me di cuenta…era tan diminuta como un alfiler.
No recuerdo nada mas, no sé si apareció un conejo blanco mirando su reloj, no sé si había un gato que se burlaba de mí, o una reina que quisiera cortarme la cabeza.
El poder de los sueños es tan maravilloso que durante un tiempo fui como Alicia y estuve en algún lugar donde todo es posible.

Al día siguiente escenifique mi sueño y cada vez que miro estas fotografías recuerdo la noche en la que, pequeñita, pequeñita, pude nadar entre flores encima de la mesa del salón…

























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