CEREZAS Y LA LUZ DE JUNIO

“…ha empezado la trilla, el gran mar dorado que durante este mes alegró mi mirada está desapareciendo para dejar jugar a los rastrojos y a los peligros de incendio. Al anochecer como al aire libre y en el fondo del prado relampaguean las luciérnagas. El ruiseñor ya ha atenuado el vigor de sus notas: en su lugar asciende el canto de los grillos.”
{Querida Mathilda, Susanna Tamaro}

Es curioso observar como hay olores y sabores que nos transportan directamente a un momento concreto de nuestra vida o a situaciones vividas que recordamos casi al instante…
El simple sabor de una cereza me lleva directamente a un día cálido sin apenas brisa, al sonido de las cigarras, a una habitación en penumbra a la hora de la siesta, al olor de un bronceador de coco, al mar en calma, a la sal sobre la piel…

De repente el invierno se me hace muy lejano y abro las ventanas a la luz de Junio.









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