A menudo pienso que…, sumergidos de lleno en una vida caótica, nos olvidamos con facilidad de esos pequeños placeres sencillos y vanales… esos que no nos cuestan nada.
Placeres que son regalos..., regalos importantes.
Pasear junto al mar es uno de ellos, poder disfrutar de mañanas blancas y tardes doradas, caminando hacia ningún lugar, sólo dejándonos llevar.
Sintiéndonos libres, porque libre es el mar que yo recuerdo…