“Es un poco como cuando intentamos
cubrir una mesa con un mantel pequeño: se estira de un lado, se arregla el
otro, y un borde queda siempre afuera”
{Querida Mathilda, de Susanna Tamaro}.
Llevo meses sin escribir, quizás porque le exijo
demasiado a las palabras o porque simplemente la desmotivación se ha sentado
acomodada a mi lado.
Lo intento una y otra vez con fuerza y cuando he
terminado un párrafo me parece que la primera frase no está correcta…o quizás
es ese adjetivo que no termina de convencerme… la mina oscura del lápiz va gastándose
sobre el papel amarillento, arrastrándose, cansada de saber que al final todo
terminará en un borrón ilegible.
Y entonces miro mis fotos y pienso en qué momento decidí
que escribirles sería maravilloso, porque tengo mucho por mostrar y ahora… poco
que decir.
Me siento en el suelo de la terraza, en una de esas
tardes en las que la luz podría alimentarte, repaso cada hoja nueva que aparece
en los que hasta ahora, eran troncos aparentemente secos, poco a poco el sol,
al bajar, comienza a cegarme, me obliga a cerrar los ojos y así pienso que no
importa, que al fin y al cabo siempre habrá un motivo para escribir o un motivo
para hacer clic y que esperaré hasta que ambos se pongan de acuerdo.
Me sorprendo al comprobar que después de todo, en
mis fotos hay un mantel y además perfectamente colocado.
Ya sabes lo que dicen...una imagen vale más que mil palabras....pero es que además siempre que me acerco a tu rincón me descubres cosas nuevas, palabras que forman imágenes, imágenes que forman palabras y hablan. Me encanta pasarme por tu rincón, sin ánimo de presionar, pero deberías hacerlo más.
ResponderEliminarSeguidora de tu luz!