Habíamos quedado para comer…allí en nuestra mesa redonda al lado de la
ventana.
Eran solo las dos pero había velas encendidas y a veces se oía el
tintineo del cristal al entrechocar nuestras copas. El día era gris y fuera los
árboles del parque, se balanceaban tanto que casi pedían permiso para entrar
por la ventana…
Transcurrió la tarde y seguíamos como al principio... sentados, juntos
y hablando de cosas poco importantes…relajados y sintiéndonos seguros en aquel
rinconcito preparado solo para nosotros.
Al final salió el sol y nuestra mesa se llenó de luz, apenas quedaban
unos cubiertos por recoger…. y entonces en solo un instante lo vi todo…
Me levanté, cogí mi cámara y con la ayuda de una cuchara olvidada, de
las flores que adornaron la comida y la inspiración llegando a
raudales…fotografié lo que quedó de nuestra cita…
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