A veces hay momentos en
los que las ganas de hacer fotos me asaltan sin pedir permiso y sin remedio
siempre corro hacia mi cámara…
Como el pintor o el
escritor que lo abandona todo y se aísla en su estudio, esperando llegar antes
de que desaparezca eso que llamamos inspiración, arrebato o duende mágico que
nos visita de vez en cuando…
Aquella mañana me desperté
temprano, apenas eran las 8, todo estaba en calma, a mi lado una respiración suave,
profunda y al otro la luz…mi luz, la de cada mañana, a la que nunca pongo
barreras.
Y entonces me sentí tan
afortunada de sentir como siento, me sentí tan agradecida de cada rayo de sol,
de cada minuto de aliento, del sonido de un nuevo día, de todo mi mundo…
Sin apenas hacer ruido y
casi con pasos de gato fui a buscar mi cámara y retraté mi lado vacío de la
cama, la luz de mi ventana y una parte de los pensamientos que había dejado
sobre la almohada…
La creatividad solo nace
de la pasión por las cosas.