Cuando lo vi por primera vez, agazapado, casi escondido y
retrocediendo cuando me acercaba…pensé en aquellas líneas de aquel cuento
que casi todos hemos leído alguna vez…
Me regaló un tiempo escaso, el necesario para poder recordarlo para
siempre, después una caricia leve…
Se marchó sólo y sin hacer ruido, para regresar a su mundo misterioso.
Allí esperará el día en el que, quizás, será importante para alguien…
Necesitar no es necesario…amar es imprescindible.
“…-¿Quién eres?- dijo el principito.
-Soy un zorro- dijo el zorro.
-¡ven a jugar conmigo!, estoy tan
triste…- dijo el principito.
-No puedo jugar contigo, no estoy
domesticado- dijo el zorro.
-¿Qué significa domesticar?- dijo el
principito.
-Significa estrechar lazos- dijo el
zorro. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil
muchachitos y no te necesito y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que
un zorro semejante a cien mil zorros, pero si me domesticas serás para mi único
en el mudo, seré para ti único en el mundo.
-Empiezo a comprender- dijo el
principito.
- Por favor domestícame- dijo el zorro.
He aquí mi secreto, lo esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos-
repitió el principito a fin de acordarse....”
El Principito, Antoine de
Saint-Exupéry.